Los regalos promocionales son perfectos para expandir la imagen de nuestra marca. Si, además, tienen una función característica y conseguimos que esté siempre presente en la mesa, nos aseguraremos de que quede a la vista de nuestro cliente durante el mayor tiempo posible.
Un ejemplo de esto son los relojes de escritorio personalizados. Sin duda, se trata de un elemento más allá de lo decorativo, que todo el mundo necesita en su día a día, por lo que será más complicado que se deshagan de nuestro regalo en un corto periodo de tiempo.
Marcar el tiempo con estilo
Ya hemos hablando en nuestro blog sobre los productos personalizados que pueden utilizarse en la oficina, y hoy ahondaremos un poco más en uno de ellos: el reloj de escritorio. Al igual que pasa con los calendarios o los bolígrafos, siempre podemos contar con uno de ellos encima de la mesa para hacernos las tareas más sencillas.
Existen relojes de todo tipo para la oficina; desde unos digitales más modernos que puedan cargarse con luz solar, hasta los analógicos con la esfera de diferentes tamaños para adaptarse al gusto de cada uno.
Los hay incluso que marcan las horas en otros lugares del mundo o con otras funcionalidades añadidas: calendario, calculadora, termómetro… Todos ellos tienen un espacio reservado en cualquier escritorio y están a la vista de todos los que trabajen en esa oficina.
Dotarlos de personalidad será la clave para que nuestra marca no pase desapercibida. Ya sea con grabados láser o en serigrafía, tener el nombre de nuestra empresa o su logo en un lugar de paso y de trabajo conseguirá que cada vez más personas conozcan nuestra identidad y nos asocien a un entorno concreto.
Un reloj de escritorio puede ser una buena idea si lo colocamos en una sala de espera, donde habrá gente que necesite una distracción para pasar los ratos muertos. O, por ejemplo, en despachos en los que el trabajo permita muchos minutos para pensar en el siguiente movimiento.
Precisamente mirar a un elemento fijo, como puede ser el reloj, nos ayudará a concentrarnos en la tarea que tengamos entre manos y, casi subconscientemente, estaremos absorbiendo la identidad de la marca a lo largo de las tardes de menos trasiego.
Sin duda, regalar este tipo de elementos a nuestros clientes o emplazarlos en lugares estratégicos dará como resultado un incremento en la percepción que tendrán los demás sobre nosotros. Gracias a la incorporación de algún elemento diferenciador de nuestra marca, estaremos consiguiendo llegar al máximo público posible.
Al ser un producto de uso continuado, siempre estará a la vista y será difícilmente reemplazable. Todos necesitamos conocer la hora antes o después, y resulta mucho más cómodo levantar la vista que echar mano al teléfono móvil para verla.
Como habrás visto, dentro de los muchos productos promocionales que puedes ofrecer, los relojes de escritorio personalizados siguen siendo unas de las opciones más interesantes. Contar con un objeto que cumpla una función decorativa pero también sea útil mejora su presencia a lo largo del tiempo. Y si, además, nuestra marca aparece en él, le daremos mucha cuerda a nuestra exposición.